viernes, 13 de abril de 2012

Cuento corto: "La redacción". Educación en valores. Educación Primaria.


“LA REDACCIÓN”
     El maestro acababa de corregir todas las redacciones de sus alumnos y buscó entre sus papeles aquel folio que unos días antes le dieron en el colegio, sobre un concurso literario infantil que se celebraría dentro de unos pocos días en Córdoba. Cuando lo encontró, volvió a releer la redacción que había hecho su alumno Pepe y cuando acabó pensó: “¡Qué bien escribe para la edad que tiene!, mañana le propongo que participe en el concurso”.
      Así fue y tras las palabras de ánimo de su maestro y los elogios de sus compañeros, Pepe pensó que -como hasta entonces todas las historias que se le habían ocurrido y escrito en papel eran muy aclamadas en clase- quizás era buena idea concursar para ganar aquel certamen.
       El día del concurso fue un sábado por la mañana, pero ni a él ni a su maestro les importó viajar hasta Córdoba para tal evento. Todos parecían nerviosos, aunque él, seguro de sí mismo, no lo aparentaba. Su maestro le daba palabras de aliento: “Sé tú mismo”, le decía, “escribe lo que sientas, como has hecho siempre y verás cómo las palabras fluirán de tu cabeza”.
      Una vez dentro, se asombró de la cantidad de niños y niñas que habían acudido al concurso, quizás había cerca de cien, esperando el momento de empezar. De pronto se oyó un pitido estridente que salía de los altavoces, el cual hizo que todos miraran a un señor mayor que -con micrófono en mano- comenzó a hablar. Después de una palabras de presentación, llegó el momento de escuchar el tema sobre el que deberían escribir y, en ese momento, salió de los altavoces la palabra “TÚ”,… “vuestra redacción se titulará: TÚ”, volvió a repetir aquel señor.
      “¿Tú?”, se preguntó Pepe. “¿Cómo que tú?, ¿qué debo escribir sobre mí, o sobre ti? ¿Pero esto qué es?, ¡qué lío!”. Los minutos fueron pasando y Pepe se quedó en blanco, no le venía nada a la cabeza, nada fluía de ella como le dijo su maestro. ¿Qué podía hacer?, aquello no era como cuando escribió sobre una barca que esperaba en la arena volver un día a navegar, o cuando se le ocurrió una historia para el periódico del colegio sobre un despertador que disfrutaba asustando todas las mañanas. ¡No!, aquello era sólo “Tú” y el tiempo pasaba y el papel seguía tan vacío como su cabeza. Sólo cuando aquel señor recordó que sólo quedaban 5 minutos para acabar, Pepe, cogió el lápiz y escribió en su papel: “¿TÚ?…, ¡pues anda que tú!
      Aquel día Pepe no ganó, ni le elogiaron sus compañeros por lo bien que escribía, pero aprendió una lección de humildad ya que aunque para muchos seas el mejor, siempre puede haber alguien mejor que ¡TÚ!

  

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