Cuento corto: “Hermanos gemelos”
Un pequeño cuento con alguna
enseñanza en valores o cualquier otra circunstancia de la vida de
nuestros centros, a veces adaptado, otras inventado, y siempre
ambientado en la escuela para hacerlo más cercano a nuestro alumnos.
Al final está disponible la
lectura para imprimir, con preguntas y actividades de comprensión
lectora.
Algunos se dan cuenta de lo que tienen,
sólo cuando lo pierden. Antes de ese momento, lo ven como normal,
habitual o incluso sin importancia alguna. Esto ocurre tanto con objetos
como con las personas, y en los niños es extremadamente difícil
hacerles ver lo que importa de verdad. Para ayudar en esta reflexión el
cuento de hoy.
“HERMANOS
GEMELOS”
En una clase – como puede ser la
vuestra – había dos parejas de hermanos gemelos. Por fuera eran iguales
en todo, incluso iban vestidos de la misma manera. Una pareja la
formaban Jaime y Jacinto (de pelo moreno y nariz respingona), y la otra,
Manuel y Mateo (de pelo rubio y nariz regordeta). Además curiosamente
los nombres de cada pareja de hermanos empezaban igual.
Y aunque como hermanos eran
iguales; como parejas eran distintos. Manuel estaba siempre chinchando a
su hermano Mateo, no desaprovechaba ocasión para dejarlo en ridículo,
cuando se equivocaba en algo, le quitaba la libreta y se la enseñaba a
la Seño para que viera lo mal que lo había hecho, y si estaban en el
recreo no dejaba que Mateo se juntase con él ni con sus amigos para
jugar. Sin embargo Jaime y Jacinto iban juntos a todos lados, se
ayudaban cuando alguno de los dos tenía dificultades con las actividades
y si uno no jugaba con los compañeros, el otro tampoco quería jugar
para quedarse con su hermano.
Un día cuando iba Mateo hacia la
escuela, a unos pasos detrás de su hermano – que caminaba con otros
compañeros contando sus cosas-, pensó en lo mucho que envidiaba lo bien
que se llevaban sus compañeros Jaime y Jacinto, ya que para él era un
suplicio que su hermano lo tratase peor que otros niños de la clase.
Entrando en el edificio pensó: -“Cómo me gustaría ser hermano de Jaime y
Jacinto y no de este petardo que no hace más que hacerme la vida
imposible”-, cuando al pasar por la puerta de su aula, notó un chispazo
de luz y que su cuerpo empezaba a transformarse: la nariz se le afinó y
se le puso respingona, el pelo se le oscureció y ¡hasta su ropa se
cambió exactamente igual a la de Jaime y Jacinto!
Todos en la clase se asombraron
del cambio que había sufrido Mateo, el cual fue muy bien recibido por
Jaime y Jacinto, que no tardaron en tratarlo igual que se comportaban
entre ellos. Todos aceptaron el cambio mágico que se había producido,
salvo Manuel, al cual le fastidiaba mucho haberse quedado sin alguien
cercano a quien fastidiar. Y así pasaron muchos días, tantos que Mateo
se sentía cada vez más a gusto con sus nuevos hermanos, y Manuel paso de
sentirse fastidiado, a sentirse sólo. Tan solo, tan solo que un día al
dirigirse cabizbajo hacia la escuela sintió tanta pena de cómo se había
portado con su hermano, que su arrepentimiento hizo saltar un chispazo
de luz en el momento en que su hermano entraba por la puerta de la
clase, volviendo poco a poco a su aspecto normal; tras el cual – Manuel –
salió corriendo a abrazarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.